

ECOS DESDE EL CALVARIO:
SIETE PALABRAS PARA LA SEMANA SANTA
Marzo 15, 2025
Creado por: Jesús Herrera, Mg en teología y predicación expositiva
@casadepazbogota

La Semana Santa es un tiempo de profunda reflexión para los cristianos alrededor del mundo. Es una semana donde la mirada se dirige inevitablemente hacia el Calvario, el lugar donde Jesucristo, el Redentor, entregó su vida por la humanidad. En medio del dolor y la angustia de la crucifixión, Jesús pronunció siete frases, conocidas como las «Siete Palabras», que han resonado a través de los siglos, ofreciendo consuelo, esperanza, perdón y una profunda comprensión del amor divino. Estas palabras, cargadas de significado y poder, nos invitan a contemplar la magnitud del sacrificio de Cristo y a reflexionar sobre su impacto en nuestras vidas.
- La palabra de perdón: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34)
En medio del tormento y la humillación, la primera palabra de Jesús es una de gracia y misericordia. Mientras los soldados lo clavan en la cruz, mientras los líderes religiosos se burlan y los transeúntes lo insultan, Jesús intercede por sus verdugos. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Esta frase revela la profundidad del amor de Cristo, un amor que trasciende el odio y la violencia. Nos recuerda que el perdón es posible incluso en las circunstancias más extremas. Jesús, en su agonía, nos enseña que el perdón no es solo una palabra, sino una acción, una decisión de liberar a otros de la carga de su culpa, así como Él lo hizo por nosotros. Esta palabra nos desafía a examinar nuestros propios corazones y a extender el perdón a aquellos que nos han ofendido, reconociendo que, al igual que los que crucificaron a Jesús, a menudo actuamos sin plena conciencia de las consecuencias de nuestros actos. El perdón, como Jesús nos mostró, trae libertad y paz al alma.
- La Palabra de salvación: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23:43)
Crucificado entre dos criminales, Jesús ofrece una promesa de esperanza a uno de ellos. Mientras uno de los malhechores se burla de Él, el otro reconoce su propia culpabilidad y pide misericordia. Jesús responde con una seguridad inquebrantable: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso». Esta palabra nos revela la naturaleza inclusiva de la salvación. No importa cuán grande sea nuestro pecado, ni cuán oscuro sea nuestro pasado, la gracia de Dios está disponible para todos los que se arrepienten y creen. La salvación es un regalo, no algo que podamos ganar por nuestros propios méritos. Es una dádiva de Dios, garantizada por la palabra de Jesucristo. Esta promesa nos llena de esperanza y nos recuerda que incluso en el momento de la muerte, la vida eterna está al alcance de aquellos que confían en el Salvador.
- La Palabra de amor y cuidado: «Mujer, he ahí tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí tu madre» (Juan 19:26-27)
En medio de su propio sufrimiento, Jesús se preocupa por el bienestar de su madre, María. Con ternura y amor, la encomienda al cuidado de su discípulo Juan. «Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: «He ahí tu madre». Esta palabra nos muestra la importancia de la familia y el amor filial. Jesús, incluso en su agonía, cumple con su responsabilidad de hijo, asegurándose de que su madre sea cuidada. Este acto de amor nos invita a reflexionar sobre nuestras propias relaciones familiares y la importancia de honrar y cuidar a nuestros padres. También nos recuerda el amor incondicional de una madre, como el de María, quien estuvo presente al pie de la cruz, compartiendo el dolor de su hijo. El amor de Jesús es un ejemplo perfecto de cómo debemos amar y cuidar a aquellos que nos rodean, especialmente a nuestros seres queridos.
- La palabra de angustia y soledad: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo 27:46)
Esta es quizás la más desgarradora de las siete palabras. En un momento de profunda angustia, Jesús clama a su Padre, sintiéndose abandonado. «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?». Esta palabra nos revela la magnitud del sacrificio de Cristo. Para llevar nuestros pecados, Jesús experimentó la separación del Padre, una soledad inimaginable. Este grito nos recuerda la terrible realidad del pecado y sus consecuencias. También nos muestra la humanidad de Jesús, quien experimentó el dolor y la angustia como nosotros. Sin embargo, en medio de la oscuridad, Jesús confía en su Padre, sabiendo que incluso en el abandono, Dios está presente. Esta palabra nos invita a reflexionar sobre nuestros propios momentos de soledad y desesperación, y a recordar que, incluso en los momentos más oscuros, Dios está con nosotros, aunque a veces no lo sintamos.
- La palabra de sufrimiento físico: «Tengo sed» (Juan 19:28)
En medio de la agonía de la crucifixión, Jesús expresa su necesidad física: «Tengo sed». Esta palabra nos recuerda la humanidad de Jesús y la intensidad de su sufrimiento. La crucifixión era una forma de tortura cruel y prolongada, diseñada para causar el máximo dolor. La sed era uno de los tormentos más terribles que sufrían los crucificados. Jesús, el Creador del universo, experimentó la sed como cualquier ser humano. Esta palabra nos invita a contemplar la profundidad del sacrificio de Cristo y a recordar que Él se identificó plenamente con nuestro sufrimiento. Él entiende nuestro dolor, nuestras necesidades y nuestras debilidades. Esta palabra también nos recuerda la importancia de la compasión y la empatía hacia aquellos que sufren.
- La palabra de victoria y cumplimiento: «Consumado es» (Juan 19:30)
En un grito triunfante, Jesús declara: «Consumado es». Esta palabra marca el final de su misión terrenal. La obra de redención que el Padre le encomendó está completa. Jesús ha cumplido todas las profecías del Antiguo Testamento que hablaban de su muerte. Ha expiado el pecado, ha derrotado a Satanás y ha abierto el camino para nuestra salvación. Esta palabra es un grito de victoria, un anuncio de que el plan de Dios se ha cumplido. Es un recordatorio de que la cruz no es el final, sino el comienzo de una nueva vida. Esta palabra nos llena de esperanza y nos asegura que, a través de la muerte de Jesús, tenemos la promesa de la vida eterna.
- La palabra de entrega y confianza: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23:46)
En su último aliento, Jesús se entrega por completo a su Padre. «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Esta palabra es una expresión de confianza y abandono total en la voluntad de Dios. Jesús, incluso en la muerte, mantiene una comunión íntima con su Padre. Esta palabra nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con Dios y la importancia de confiar en Él en todas las circunstancias de la vida, incluso en la muerte. Nos recuerda que la muerte no es el final, sino una transición a una vida mejor con Dios. Esta palabra nos llena de paz y nos asegura que, en las manos de Dios, nuestro espíritu está seguro.
Las Siete Palabras de Jesús en la cruz son un tesoro de sabiduría y amor divino. Cada una de ellas nos revela un aspecto diferente del carácter de Cristo y nos ofrece una profunda lección para nuestra vida espiritual. Desde el perdón hasta la entrega final, estas palabras nos invitan a contemplar la magnitud del sacrificio de Jesús y a permitir que su mensaje transforme nuestros corazones. En esta Semana Santa, que estas palabras resuenen en lo más profundo de nuestro ser, guiándonos hacia una mayor comprensión del amor de Dios y una mayor entrega a su voluntad.
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