Jesús, el migrante de los cielos.

Jesús, el migrante de los cielos

Día 1

Enero 25, 2025

Creado por: Margarita Orozco, Conectar Global

¿Cuál es la mayor pérdida de un inmigrante? Algunos dirían la seguridad del hogar, otros la familia y amigos, la estabilidad económica, o incluso su cultura e idioma. ¿Pero qué sucede cuando la migración no es voluntaria? Las pérdidas se magnifican.

Con aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, y 117 millones desplazados por conflictos y violencia, la migración es una realidad apremiante*.

No es un fenómeno nuevo. Desde el principio, la humanidad ha migrado, voluntaria o involuntariamente. La Biblia está llena de ejemplos: Adán y Eva expulsados del Edén, Caín como forastero, Noé y su familia, los constructores de la Torre de Babel, y muchos más.

Cada uno experimentó la tristeza de dejar su tierra, mezclada con la emoción de lo nuevo. Pero ninguno de estos ejemplos se compara con la migración de Jesús. Juan 1:1 nos dice:

«En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.»

Juan declara la divinidad de Jesús, su preexistencia con Dios. Luego, Juan 1:14 nos revela algo aún más sorprendente:

«Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.»  

Dios mismo migró a la Tierra, se hizo hombre y vivió entre nosotros. Pero a pesar de ser Dios encarnado, lleno de gracia y verdad, fue rechazado: «Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron» (Juan 1:11).

Jesús, como inmigrante, entiende las pérdidas de todos los migrantes. Conoce el desarraigo, la soledad y el rechazo.

Jesús, siendo Dios, se humilló y se hizo hombre, (Filipenses 2:8) un acto de ‘migración' que forma parte del plan de salvación. Y como consecuencia de esto, estamos llamados a ser agentes de reconciliación, derribando los muros de separación a través del Evangelio.

En esta nueva familia ya no hay locales y extranjeros, ni poderosos y marginados.Todos somos parte de la comunidad peregrina! Caminamos juntos hacia nuestra verdadera ciudad (Filipenses 3:20). 

¿Cómo podemos ser hospitalarios y acoger a los migrantes?  

  • Da la bienvenida a los migrantes recién llegados a tu comunidad.
  • Ofréceles ayuda práctica, como asistencia con el idioma, transporte o información sobre recursos locales.
  • Invítalos a participar en eventos comunitarios y actividades sociales.
  • Muestra empatía y comprensión hacia sus experiencias y desafíos.

Oremos por los migrantes:

Señor Jesús, acudimos a ti, nuestro Sumo Sacerdote, que comprende nuestras necesidades porque te hiciste hombre. Oramos por nuestros hermanos migrantes. Que tu presencia sea su hogar seguro, que sientan tu aceptación y recuperen su honra.

Te pedimos que tu iglesia sea un hogar para los débiles y extranjeros. Que nosotros, peregrinos en esta tierra, acojamos con amor y servicio a los migrantes en nuestras comunidades.

En el nombre de Jesús, amén.

Explora en un Ambiente Amigable y Anónimo

Testimonios

“Me parece un curso con información muy valiosa y de gran ayuda para aquellos que muchas veces padecemos de ansiedad en momentos de inseguridad y temor”.

Estudiante: Martha Rodríguez – Puerto Rico

 

“El curso es muy bueno, nos da la mejor forma de superar los momentos de ansiedad, ya que aún conociendo la Palabra nos ocurre que somos vulnerables, sentimos el temor y nos bloqueamos, nos confundimos y no acudimos primero que todo a nuestro Señor y Dios todopoderoso”.

Estudiante: Norma González – Estados Unidos

“Excelente curso. Abordar el tema de la ansiedad desde el amor y la protección de Dios me llena de confianza, sabiendo que Él no me abandona y que el camino que tiene preparado para mí es hermoso y perfecto”.

Estudiante: Carlos Olarte – Colombia

Corazón de Migrante, Corazón de Cristo

 

¿Tienes una petición de oración? ¿Quieres testificar sobre lo que Dios hizo en tu vida a través de este plan? ¿Tienes preguntas? Contáctanos, estaremos felices de poder estar más cerca.

es_ESSpanish